Gocheando en Café Saigón

Gocheando en  Café Saigón
Gocheando en Café Saigón

miércoles, 26 de febrero de 2020

Restaurante La Canica, Madrid. Todo encaja, una mecánica bien engrasada.

Hola a todos.

Aquí estamos de nuevo para contaros una nueva experiencia gastronómica que espero que os guste. En este caso visitamos el Restaurante La Canica, situado prácticamente enfrente de El Corte Inglés del Campo de las Naciones, por lo que os recomiendo que reservéis antes de ir, nosotros tuvimos suerte, porque fuimos a las 14.00 de la tarde, y nos pudo meter en el primer turno, el segundo lo tenía copado.

Decoración

La primera impresión nada más entrar fue correcta, una decoración potente, con unas lámparas que llaman la aténción, vamos que invita a sentarte. Eso sí, cada vez me ocurre con más asiduidad el sentimiento de déjà vu. Hay una tendencia en los interiorismos de los restaurantes que quizá empieza a repetirse. Pongo ejemplos, Martilota y Restaurante Boscos en Alcalá de Henares, El Perro y la Galleta en Madrid. No se tengo esa sensación de semejanza en los ambientes de los últimos restaurantes que he visitado, pero ya sé sabe todo son tendencias y modas, esta será la actual. Sólo es una puntualiza ión o anécdota que comentar. Ya se sabe que lo de criticar es deporte nacional.

Detalle decoración



















Volviendo a nuestro tema principal, el papeo, tengo que decir que ha sido una grata velada, buena materia prima, cocinado en su punto, cantidad más que aceptable, variedad en la carta. Se nota que el negocio está pensado. Está en una localización óptima, cerca de IFEMA, de El Corte Inglés, de la M40, creo que comensales no le faltan. La decisión de comer allí fue la proximidad a IFEMA, ya que salíamos de visitar la exposición de Tutankhamón, que os recomiendo encarecidamente. Además al llegar a la entrada del recinto ferial vemos una valla publicitaria enorme con el nombre de tres restaurantes, uno de ellos La Canica, y pensé, creo que va a estar bien elegido.

Aquí os dejo el menú elegido

La carta

Trasera de la carta


Ensalada de pollo tandoori con espinacas y salsa de yogur


El mejor plato de la comida. Fresco, abundante y muy muy sabroso, el pollo en un punto óptimo, las espinacas de escándalo, nunca las había probado así, y la mezcla de la salsa de yogur con el curry del pollo, simplemente adictivo. Susana, gracias por elegir esta ensalada, y eso que a ti pedir ensaladas en los restaurantes no te convence. Sigue así, que ojo tienes brujita mía. 

Chipirones encebollado con patatas panaderas


Una presentación excelente para degustar los, limpios, cortados, ideal para saborearlo en todo su esplendor. Las patatas buenísimas, el chipirón se deshacía en la boca y el toque de pimentón sublime. 

Lomo de corvina con verduras encurtidas


Este pez me tiene enamorado, su textura y versatilidad es genial. El punto del pescado inmejorable y las verduras encurtidas, una maravilla. Solo había probado encurtida la zanahoria, pero esta cocción de los alimentos a base de vinagre admite todo tipo de verduras, calabacín, brócoli, espárragos y a todas les da un toque especial

Haced una raya en el agua, no tomamos postres sólo dos cafés muy bien hechos. Es raro en mí, pero esta vez no lo vimos necesario, estábamos saciados.

La dolorosa, no lo fue tanto, por el servicio prestado me parece un precio razonable, eso sí ya se sabe en Madrid del plus de la bebida, no te libras. 


Como conclusión, decir que este restaurante es una máquina bien engrasada. Servicio atento, comida sabrosa y bien presentada. Un local amplio, con carta variada y un precio que puede abarcar a muchos tipo de cliente. Si quieres acertar, tanto para una comida de negocios, familiar o con pareja, en este lugar probablemente acertarás, aunque quizá me quede con la sensación final de que esto ya lo he vivido antes. 

Puntuación en gochitos

  




 Filustro





lunes, 13 de enero de 2020

Restaurante Argaela. Un reloj suizo, puntual, eficaz y elegante.

Una experiencia, que definiría como un reloj suizo. Puntual, eficaz y elegante. Todo en su sitio, todo engrasado, sin prisa pero sin pausa. La comida exquisita en sabor y presentación, el maitre y los camareros de relumbrón, la sala acogedora, bien decorada y con mesas amplias y con distancia entre ellas más que aceptable. Cada vez me resultan más placentero los pequeños detalles, como el ruido, la amabilidad, los tiempos, esas antiguas nimiedades se han convertido en importantes con la edad, es lo que hace que la velada se convierta en destacable y que salga de lo normal o de lo aburrido.

En primer lugar quisiera destacar el servicio, una atención exquisita y pausada, lo que requiere al encontrarse en un balneario, parece todo medido y estructurado, pero a la vez ágil y ligero. Una tranquilidad que se agradece, en estos tiempos de prisas y carreras.
Me encantó ver trabajar al todo el equipo del restaurante, era todo un placer ver como el maitre tomaba nota y salían los platos a tiempo y en el mismo orden en que había tomado las comandas. Trabajo de cara al público y me deleité viendo a un equipo compenetrado, eficaz y profesional, mi más sincera enhorabuena a todos los integrantes del restaurante que hacéis posible que cenar allí fuera una experiencia tan gratificante.

En segundo lugar destacar la comida. Bien presentada, con gusto, pero sobretodo la calidad del producto y el buen hacer de los cociner@s. Los puntos de las carnes y las verduras de mención. Hacía tiempo que no degustaba a platos tan certeros.

Os dejo las fotos para que las veáis. A destacar las carnes, producto de primera calidad y los puntos de ambas de sobresaliente. Jugosas la pluma y saborazo del cochinillo en forma de lingote.
El ramen muy cuidado en los sabores, muy equilibrado. Quizás el arroz negro el plato más plano, pero aún así rico, no desentonaba.
El vino un acierto, le va a hacer pupa a Protos como vino de gran consumo de la Ribera del Duero en relación calidad precio.
Para acabar destacar la tranquilidad del lugar, ideal para mantener una conversación con tu pareja mientras degustas unos manjares que no te dejarán indiferentes.